miércoles, 19 de mayo de 2010

En el hoy de ayer

Y allí esta el peculiar obrero, sentado frente a su saco de cemento, sujetando su casco y con una mirada firme al horizonte.
Sus ojos están cansados, sus piernas aletargadas, su piel oscura y su cara triste y rabiosa…
Su justo salario le ha permitido tomarse para el almuerzo un exquisito trozo de pan, y pese a su agotamiento un martillo sigue en una de sus manos mientras que en la otra, una hoz campa a sus anchas entre sus accidentados dedos, sabe que nada es imposible, sabe que la situación en la que le ha tocado vivir no es justa ni igualitaria, sabe que su jefe no es superior al el, simplemente , ese sucio librecambista apoyado por un gobierno estructurado por la falacia es un ser humano mas…
Espera ansioso pero con calma a que su hoz se vuelva espada para poder luchar contra el opresor, mientras que confía en que su martillo se transforme en símbolo de la libertad.